A pasos de la Basílica Menor de Caacupé, donde el fervor se mezcla con el cansancio, el Tupãsy Ykuá se convierte en un punto de alivio para los peregrinos que llegan a rendir homenaje a la Virgen.
Los devotos se acercan con sus botellas, termos y pequeños recipientes para llenar con el agua bendita del pozo. Algunos se mojan la frente, otros beben un sorbo y continúan caminando hacia la explanada. En ese gesto sencillo se condensa una devoción que atraviesa generaciones.
“El agua de…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py
