A los brutales pozos de aire siguió el impacto y, ya sobre la nieve, la desesperación por sacar el pie atascado entre los asientos y la desmedida angustia por perder, al liberarlo, un zapato nuevo.
Así fue estrellarse, el 13 de octubre de 1972, en la que sería luego conocida como “la tragedia de los Andes” para este sobreviviente que rememora ahora a EFE los detalles de la vivencia sobre la que luego calló durante décadas.
NOCHES LARGAS, SUEÑOS VIVOS
“Una noche es larga cuando la medís minuto a minuto, segundo a segundo. Es terrible”, describe al recordar la primera de las que pasó en “el infierno” del fuselaje que durante 72 días fue en el único lugar de refugio para él y sus compañeros.
“Yo estaba de mangas de camisa y la…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py