En San Lorenzo, la Policía allanó un depósito que, en vez de usarse como lugar de guardado, era un aguantadero de vehículos robados. El local fue alquilado en enero por un hombre que usó la cédula de una persona fallecida, todo para cerrar el contrato sin levantar sospechas. ¡Ñembotavy, ni los muertos se salvan!
El lugar pertenece a un abogado que, según los datos, alquiló de buena fe tras un acuerdo por mensaje. Pasaron los meses y como ya no le pagaban, decidió ir a ver qué…
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Fuente: Diario Popular – popular.com.py
