«Y hoy me doy cuenta que en realidad no era eso ni los recuerdos lo que me llenaba de inquietud, sino el temor de quedar apresado para siempre en ese cáncer barroco, en ese escenario de lámparas y candelabros cojos. Sí, en esos pocos días llegué a creer que ya jamás podría escapar de aquellas paredes con nichos ocres, desde los cuales toda clase de santos y vírgenes agonizaban en el gesto de sus manos rotas, en las pústulas de sus manos desfiguradas por un ocaso sin redención ni…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py
