Armando despertó y dijo “ya no puedo seguir así”. El hombre, de nacionalidad argentina, vivía escondido de todo y de todos. Tenía orden de captura internacional por tráfico de drogas. Nunca se supo dónde estaba, pese a que la Policía lo buscaba por todos lados.
Pero su larga vida en la clandestinidad se terminó de la manera menos pensada: Armando se presentó en la sede de la Interpol Paraguay y se entregó. Según las autoridades, solo dijo que se cansó de vivir en la clandestinidad por tres años en nuestro país.
Armando, de 29 años de edad, vivía en la zona del Cuarto Barrio de Luque. Allí, cada vez que podía trabajaba como albañil de manera informal y un sapyaité para no levantar sospechas. En esa faceta, ganaba un poco de plata para subsistir. Pero el hombre señaló que fue estafado por un contratista, que no…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py