En la aldea de Nayda, situada en la provincia de Jerash, a unos 50 kilómetros al norte de Amán, Omar Farihat, de 54 años, vive en su casa con su mujer, cuatro hijos casados y dos nietos y con acceso únicamente a ocho metros cúbicos de agua cada quince días para toda la familia.
El umbral definido por la ONU para la escasez de agua es de 500.000 litros anuales por persona. Omar y su familia viven con unos 18.000 litros al año para cada uno.
A esto se añade, como afirmó Omar a Efe, “los numerosos cortes en el suministro” hídrico, lo que ha dejado a sus residentes dependientes de los tanques privados de agua, más costosos que los gubernamentales, que llegan en contadas ocasiones.
“Es un tema muy complicado que requiere que las…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py