Es decir, se tiene lo que se llama el estado de inocencia que debe ser destruido por las pruebas, en un juicio, ya que no es absoluto. Sin embargo, hasta que no haya una sentencia firme, la persona sigue con esta presunción a su favor.
Según los doctrinarios, tiene doble aplicación, una de tratamiento y otra de juicio. La primera es que la persona debe ser tratada como inocente a lo largo de todo el proceso penal al que es sometida a raíz del hecho que se le imputa.
La segunda es en el juicio, donde el juez parte de la base de que el acusado es inocente y que es el acusador quien debe demostrar la culpabilidad del procesado. No solo debe probar que el hecho ocurrió, sino que el acusado fue el culpable.
En nuestra Constitución,…
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Fuente: Ultima Hora – www.ultimahora.com