Los tres orfebres luqueños que aprendieron la técnica de tramar los hilos de oro y plata de sus antepasados y la fueron perfeccionando con el paso del tiempo, enseñan ahora, incluso, a extranjeros cómo elaborar la artesanía insignia de la ciudad de Luque.
“Aprendí el arte de la filigrana desde muy temprano, a los ocho años, en mi casa situada en Iturbe y Benigno González, de Luque, donde llegaban todos los parientes. En el lugar, junto con mis tíos y hermanos elaborábamos todo tipo de trabajos para satisfacer las demandas de los clientes de Luque y Asunción. En el taller se confeccionaban los famosos rosarios Jerusalén, que eran enviados al Vaticano a través de la Joyería La Española de aquel entonces”, recuerda don Víctor Aguilera, de 62 años.
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py