Son cuentas abiertas por delincuentes dedicados a ese rubro, que establecen contactos con varones. Se presentan con fotos de mujeres jóvenes de “buena presencia”, que una vez aceptadas la solicitud de amistad, comienzan a interactuar con sus nuevos amigos, en el inbox, o mensajería privada.
Cuando la conexión se ahonda, aparecen los intercambios de fotografías, en el que el hombre que cae envía su pare de imágenes íntimas. En este punto una de las facetas de la sextorsión comienza a aplicarse. Sobrevienen las advertencias, en los que la contraparte de “mujer”, ya con muchos datos que le proveyó su víctima, inicia el apriete: pedidos de dinero si no quiere verse envuelto en escándalo.
La otra faceta es la conexión directa entre víctima y victimario. Los delincuentes apuntan en ese sentido a la selección de hombres…
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Fuente: HOY PY – www.hoy.com.py