ROMA. El papa Francisco celebró este Jueves Santo en la prisión femenina de Rebibbia en Roma, adonde acudió para presidir la misa de la última cena y lavar los pies a doce reclusas como Jesús a sus discípulos, un gesto que cumplió desde su silla de ruedas, emocionando a las mujeres.
Las presas, muchas de ellas llorando, se subieron a una plataforma y el pontífice pasó por delante de ellas, a sus pies, para lavárselos y después besarlos, con un mandil blanco y llevado en su silla…
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Fuente: Diario Popular – popular.com.py