La escena hasta podría considerarse normal luego de unos días de fiestas ápe ha pépe. Una persona acostada y dormida, con la cabeza apoyada en el asiento de la parada de bus, con la boca entreabierta e improvisando un bolsoncito como almohada.
Pero en la gráfica captada, había algo más. El hombre tenía un acompañante que cuidaba de él mientras hacía noni en compañía del amanecer que iba ganando terreno. Es su mejor amigo, su compañero fiel. ¿Un hijo? ¿Su papá? No, hablamos de ¡un caballo! Mientras muchos conocen la leyenda del Jinete sin Cabeza, en nuestro país fotografiaron al “jinete dormilón” que utilizó de lo más tranqui la parada de colectivos como cama, justito a metros de una bodega. ¿Casualidad?
Algunos que pasaban por allí hasta bromearon con que el hombre se tomó muy en serio la campaña “no…
Leer la nota completa: Aquí
Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py