Las ramas de pitanga (Ñangapiry) y los soles de hojas de Karanday elevadas hacia el techo nos recuerdan la sencillez de nuestra tierra y el gesto humilde de elevar lo cotidiano hacia lo divino.
En el altar, los helechos crean un umbral verde; símbolo de los peregrinos de la esperanza y las plantas se transforman en guardianas de nuestra Fe.

Las flores de oncidium; rosas; lirios y pinoquios expresan la belleza de confiar en que nuestra Madre, Tupãsy Caacupé, siempre intercede y vela por…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py
