A la sombra de un guayabo cuyas ramas dan sombra al pequeño portón, impecablemente ataviado y con la ansiedad que caracteriza a una persona de su edad nos recibe don Francisco Mosqueira. Nos presenta a su perro Caprichito, de dos años, llamado así en honor a Capricho, el can de San Felipe Neri, “uno de los santos más alegres y jocosos del cielo”.
Esperaba con los cuadros de sus mejores recuerdos enfilados en el sofá, descolgados de las paredes. La vitalidad con la que saluda y recibe le saca décadas de encima.
Y como si fuera ayer don Francisco Mosqueira recuerda aquellos años mozos en que había llegado a Asunción a mediados del siglo XX para realizar sus estudios escénicos. El arte dramático lo catapultó hasta la Compañía de Comedias del Ateneo Paraguayo bajo la dirección de Fernando Oca del Valle, “inolvidable…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py