La farra iba a todo vapor. Seguramente no era yogur descremado lo que estaban tomando y los oídos sentían cada vez más fuerte la necesidad de hacer retumbar los parlantes. No faltó el que apretó demás el botón y le hizo poner de punta los pelos a algún vecino que, a esa altura de la noche, solo quería entregarse a los brazos de Morfeo hasta que el sol le dijera “buen día”.
Pero, con el “chiqui chin chiqui chin” a todo lo que da, era imposible, por lo que no tuvo más remedio que llamar a la policía y hacer la denuncia correspondiente por polución sonora.
Fue así como efectivos de la comisaría 3.ra de Luque llegaron al lugar en cuestión y no es que la gente les abrió los brazos de par en par diciéndoles “adelante mi tesoro”. Tampoco quisieron saber nada de regular el volumen y, muy por el contrario,…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py