El viernes, entre risas y bromas porque se venía el “finde libre” un comerciante cerró su negocio, se despidió de los compañeros de laburo y se fue tranqui a su casa. Cuando llegó el luneró, todo empezó mal. Pero no por tener que trabajar, sino porque en seco le pelaron ra’e el fruto de su esfuerzo. Se llevaron 40 millones de guaraníes, celulares, escopetas, ere eréa…
Todo esto pasó en el barrio San José de Ciudad del Este donde, como cada lunes a las 7:00 de la mañana, llegó Luis Alberto para empezar una nueva jornada laboral. Sin embargo, a medida que se iba acercando se dio cuenta que en el techo una de las chapas estaba doblada. Ahí ya se dio cuenta que no fue el clima vai.
Llegó hasta la oficina que está dentro del galpón y la sorpresa fue por demás desagradable. A más de la gran suma de dinero,…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py