Hace más de tres décadas que Duni juró renunciar al matrimonio, a las relaciones sexuales y a tener hijos para vestirse con ropa de hombre, sinónimo de arduos trabajos pero también de libertad.
No lamenta haber adoptado esta costumbre ancestral, nacida en una sociedad patriarcal en la que las mujeres estaban relegadas a la vida doméstica bajo el dominio de los hombres.
Pero, a los 58 años, se siente sola, víctima de un mal moderno como es la emigración masiva que está vaciando numerosos países balcánicos.
Toda su familia se fue a Estados Unidos, como lo hicieron la mayoría de habitantes de Lëpushë, su aldea en una remota región del norte de Albania.
“Después de todos los sacrificios hechos por mi familia, es la soledad lo que me pesa”, explica Duni, con el pelo corto, rasgos arrugados por el trabajo, que viste…
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Fuente: HOY PY – www.hoy.com.py