Matías Rojas falló un penal y recibió silbidos a su salida del campo en el triunfo de Racing. El paraguayo juega sus últimos partidos en Avellaneda.
Matías Rojas estaba tan caliente que ni siquiera pensó en taparse la boca como hacen habitualmente los jugadores para esconder lo que hablan. Cuando salía de la cancha a los 12′ del segundo tiempo del partido frente a Banfield, el paraguayo, muy molesto con los hinchas que lo reprobaban (otros lo aplaudieron), expresó su bronca con una frase fuerte que se leyó claramente en sus labios e involucró a Víctor Banco, el mandamás de la Academia.
“Me silban a mí, hay que silbar al presidente”, lanzó el guaraní, en llamas, mientras se retiraba de la cancha para ser reemplazado por Juan Nardoni. Ya afuera, rumbo al banco de los suplentes, Fernando Gago le dio un abrazo…
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Fuente: Diario Popular – popular.com.py