Desde que el sismo de magnitud 7,8 sacudió la región el pasado 6 de febrero, dejando 44.000 muertos en Turquía y Siria, cientos de gatos, perros, conejos y pájaros siguen bloqueados entre los cascotes de esta ciudad del sur de Turquía.
La de Nazli Yenocak se derrumbó al igual que otros 75.000 edificios de los que ya no queda nada.
Esta mujer de 47 años considera que tuvo suerte porque toda su familia se salvó, aunque de momento duermen en una tienda en medio del jardín.
Pero sus dos toros siguen atrapados. “Escucharlos tan tranquilos me hace llorar”, explica. Durante 11 días, Yenocak los alimentó a través de un agujero.
Luego decidió contactar a los rescatistas de Haytap, una asociación turca de protección de los animales, que tras horas de esfuerzos y con la ayuda de socorristas alemanes y austriacos, lograron…
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Fuente: HOY PY – www.hoy.com.py