La familia de José Miguel Ozuna primeramente pasó momentos de angustia con la desaparición, luego con la búsqueda infructuosa; posteriormente, el hallazgo de los restos y finalmente la espera de 5 meses para la confirmación del ADN en los restos que fueron encontrados en el río Paraguay.
“Peño” sufría epilepsia y necesitaba de medicamentos para evitar convulsiones; los últimos datos que se tenía del niño luego de que haya salido de su casa es que habría estado caminando por el barrio, luego nadie más supo dar razón de él.
Entre junio y septiembre se realizaron varios rastrillajes en la zona de barrio Obrero, donde residía con su familia, y otras aledañas. Familiares y amigos se organizaron en brigadas para la búsqueda y también realizaron varias manifestaciones frente a la Fiscalía, solicitando mayor atención al…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py