Los uniformados tuvieron que ir hasta el medio del lago para arrestar al “nervio”. (Foto: Gentileza)
En Hamburgo, Alemania, se dio un caso de pirevai nivel Dios que le costó unos días de cacerolita a un arriero furioso para que se tranquilice bien luego de haber pateado a un perro con todo sin qué ni para qué y haberle dado golpes a una señora ¡con una gaviota muerta!
La historia cuenta que la mujer, de 31 años, paseaba a su perro en compañía de dos socios cuando apareció…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py