Un karai de 68 años quiso aprovechar que por fin el sol estaba dando un respiro al esconderse. Con ganas de relajarse y aprovechar un viento piro’y, salió a sentarse en la vereda de su casa en el barrio Ka’aguy Rory, de Ciudad del Este. Sin embargo, la inseguridad que se apoderó de nuestro país le tenía preparado un lamentable suceso.
Eran pasaditas las ocho de la noche y el señor estaba de lo más tranqui, cuando su paz fue interrumpida por dos malandros motorizados. El don estaba distraído disfrutando del fresquito, tenía un short y estaba sin remera. Su celular, que según contó, no es de los chuchis, ni siquiera lo tenía a la vista, he’i.
Una brusca frenada lo alertó y cuando se dio cuenta uno de los motoqueiros ya se bajó katu de su moto mientras que su socio lo esperaba con el motor en marcha. Allí, el malevo ya…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py