La noche estaba bien entrada. En un conocido restaurante de la capital del Alto Paraná, algunos comensales seguían dentro del local. Los ruidos de los tenedores y cuchillos alimentando mandíbulas se imponían sobre una suave melodía que daba ambiente. De pronto, se abrió una puerta y apareció un “delivery”. Tras él, otro más. Luego otro… y otro… ¡Y había sido que no eran trabajadores sino ladrones!
Al menos cuatro arrieros armados “disfrazados” de repartidores se metieron al interior del lugar y comenzaron a pelar al rollete a punta de arma. Como en esas películas de robo donde los tipos entran de una por la puerta principal amenazando a todos.
No se salvó nada que tuviera valor. Dinero, celulares y relojes formaron parte de un menú que no tuvo “viro”, porque ¡se llevaron hasta las grabaciones de las…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py