Apenas cuatro días le duró la alegría a Alberto Segovia, quien fue el primer beneficiado con la tobillera electrónica y quien debía cumplir arresto domiciliario para evitar ir a la cacerolita. El sábado nomás se comentó con bombos y platillos que él durmió ya en su casa, pero ahora, el Juzgado decidió revocar el arresto domiciliario del imputado por violencia familiar atendiendo a una denuncia de amedrentamiento.
El procesado habría realizado el ¡Cháke! a la víctima de…
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Fuente: Diario Popular – popular.com.py