Las lluvias no fueron intensas en la zona de los grandes incendios – apenas superaron los 15 milímetros de acumulación de agua -, pero sirvieron para enfriar las zonas de incendio y evitar la propagación de las llamas que desde principios del mes destruyeron más de 170.000 hectáreas de campos y bosques, según el Instituto Forestal Nacional (Infona).
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Las precipitaciones llegaron en un momento oportuno, poco después…
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Fuente: Abc Color – www.abc.com.py