Frente mismo al local que tiene la comisaría 40 de la ciudad de Encarnación, en el barrio San Isidro, se estaba haciendo un control de alcotest para vichear a aquellos que seguían festejando el campeonato o “ahogando las penas” por no haberlo alcanzado. En uno de los vehículos detenidos, venía toda una familia: papá al mando de la moto, la mamá, una criatura de no más de 2 años y un bebé de meses. Ahí empezó todo.
Cuando le hicieron soplar el “chupitest” al motoca, dio positivo, por lo que los policías que acompañaban a los “zorros” que estaban haciendo el control, procedieron a pedirle que baje de la moto como modo de prevención.
Al verse en esta situación y atendiendo a que eran casi la 1 de la madrugada, la mujer pidió si les podían acercar a su casa. Accedieron y, terminada la labor, se dirigieron al…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py