Se llevan cinco años. Pero es como si hubieran llegado a este mundo el mismo día. Desde niñas, quienes las conocen, pueden decir, sin miedo a equivocarse, que son inseparables. En el Hospital de Clínicas, testigo de un gran acto de amor, el personal que tuvo la oportunidad de conocerlas dio fe que casos como este son los que llenan el alma: una hermana le donó “vida” a la otra.
La mayor, de 33 años, desde hace poco más de un mes que está sufriendo glomerulonefritis membranosa, o sea, que su riñón comenzó a trabajar mal hasta llegar a una insuficiencia que limitó su vida. Seguir con esas condiciones era un camino seguro a la muerte.
Allí apareció su hermana, de 28 años, quien no dudó ni un segundo en hacer todo lo que sea posible para poder seguir abrazando fuerte a su “otra mitad”. Es tanto lo que se quieren y…
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Fuente: Diario Crónica PY – www.cronica.com.py